en el zenit azul, una caricia rosa
- Lucía
- 2 mar 2019
- 2 Min. de lectura

Entiendo arquitectura como un reflejo de necesidades mezcladas con nuestros marcos intencionados de provocar, que quizás se parezcan más a la atmósfera de la que ya hablaba Zumthor que a la general tendencia de regirnos por una estandarización y modulación ortogonal.
Creo que todo ello no es nada más que nuestra propia lógica, entendida como el día a día. Pero ¿qué queda atrás antes de llegar a esa síntesis conceptual?
Quizás lo que yo trato de transmitir a la hora de proyectar tenga mucho que ver con las sinestesias de Ruben Darío o Juan Ramón Jiménez, con la explosión de tonalidades modernistas, lo grandilocuente y ornamental en cuanto a estética me refiero; o con lo que pueda parecer contradictorio del surrealismo de Dorothea Tanning.
Es decir, como una serie de estímulos y sensaciones que quiero generar en un lugar donde habitar, como una mezcla de colores en las acuarelas de Cézanne. Creo que todo ello puede ir de la mano con aspectos estructurales y constructivos, no podemos obviarlos. Supongo que la clave es el equilibrio.
Arquitectura es la honestidad estructural de Terragni, la constante ventana modulada de Coderch, las curvas de Tagliabue y Miralles, es combinar estructura metálica, hormigón y totxos como HArquitectes; es“más el rincón que el vacío, el lugar que el espacio” que encontramos en las viviendas de SANAA; estudiar la manera en la que luz y sombra juegan, o las disposiciones de mobiliario de los Eames .

Creo que arquitectura es también mucho de lo que ya estamos haciendo; la capacidad resolutiva y cuidada de Alba, la abstracción de Jose en sus dibujos, los cuatro trazos de Estefi en un papel arrugado para explicarme su volumetría, los agobios compartidos con Sandra y Dolma, o los textos camuflados de conversación entre Jorge y Pablo.
Puede que se trate más de generar en nosotros, que, de producir por producir, por el simple hecho de su propia belleza, como ocurre con “el arte por el arte” parnasiano.
Con 452 palabras enredadas, no pretendo ni que este pequeño texto sea una desaparición justificada, ni criticar el orden, solo un aprecio a la ignorancia que en cierto modo nos provoque incertidumbre para poder seguir aprendiendo.
Oyen los ojos, miran los oídos.

Feliz sábado.
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